Posted by : El Anti-Atheus
domingo, 19 de febrero de 2017

Cuando se trata del conocimiento de la existencia de Dios, el teísta no tiene que estar a la altura de los estándares absolutos de Descartes.
El creyente puede tener muchas buenas razones para creer en Dios, aunque no sean absolutas, certezas matemáticas.
Una forma útil de hacer un razonamiento de la existencia de Dios es preguntar: ¿Qué contexto le da el mejor sentido a las características del universo como lo conocemos y de la existencia humana? Por ejemplo, somos conscientes de la existencia de la conciencia, del libre albedrío o de una presunta responsabilidad personal, de la personalidad, de la racionalidad, de los deberes y del valor humano, sin mencionar el comienzo, el ajuste y las bellezas del universo. Esto no es sorprendente si existe un Dios bueno, personal, consciente, racional, creativo, poderoso y sabio. Sin embargo, estos fenómenos son sorprendentes o chocantes si son el resultado de procesos materiales deterministas, sin valor, no conscientes, no guiados y no racionales. Tenemos todas las razones para pensar que de un mundo naturalista no procederían estos fenómenos (aunque no así con el teismo) y muchos naturalistas mismos registran sorpresa e incluso asombro de que tales características aparezcan en un universo materialista y determinista.