Posted by : El Anti-Atheus
domingo, 19 de febrero de 2017

Una forma de decir que, a pesar de que puede sonar extraño al principio, es que los cristianos no creen que Dios nunca llegó a existir (Kierkegaard). Piense en ello en el sentido antiguo ‘argumento cosmológico’. Lo que comienza a existir debe tener una causa. El universo comenzó a existir, por lo tanto, tenía una causa. Pero Dios nunca comenzó a existir; Él siempre fue, es decir, eterna.
El ateo típicamente responderá con un “a quién le importa lo que usted afirma acerca de Dios, todavía no responde a la pregunta.” Y esto es un gran ejemplo del momento en que los ateos y los cristianos comienzan a hablar uno sobre otro. Para el cristiano, la cuestión es puramente sin sentido, para el ateo es falacia lógica pura.
En ese sentido, para aquellos que lloran por una “defensa especial”, en este reclamo debe defender la alternativa, que en sentido estricto, es ilógico en un universo compuesto enteramente de las realidades contingentes. Sin la asignación lógica de un absoluto sobre el cual todas las cosas son contingentes, uno se queda con algo parecido a la contingencia absoluta o condicionalidad incondicional del universo físico (esto suponiendo que uno cree en la eternidad de la naturaleza -cosa desmentida ya en numerosas ocasiones-, si no, si uno cree que el universo tuvo un vamos, entonces él debe defender un salto lógico aún más fantástico, el de “just-thereness” -también llamado estamos por estar o por pura casualidad– del universo, que difiere muy poco de la magia pura o cualquier tipo de arte mágica).
Pero la creencia de que sólo Dios es eterno en su ser no es una defensa especial, para empezar por el simple hecho de que la materia es algo realmente único, con razón, “especial”. Si uno no puede afirmar que al menos una cosa es absoluta, o “necesaria” en un universo de condicionalidad, en la realidad tal como la conocemos es irracional.
Es mejor ser acusado injustamente de un error lógico que entonces ser justamente acusado de un absurdo lógico.